viernes, 11 de abril de 2014

ROMA: CINCO IGLESIAS QUE ESCONDEN MISTERIOS Y LEYENDAS

1-El Papa negro de San Pablo Extramuros...

San Pablo Extramuros es la grandiosidad, espacios enormes y frescos que invitan al paseo y a la meditación en solitario mientras se contemplan las decoraciones en pan de oro, los frescos y mosaicos pintados al óleo y los techos artesonados.
La basílica de estilo románico, bizantino y gótico, está situada a las afueras de Roma, en la vía Ostiense, cerca de «Las tres fuentes» donde dicen que San Pablo fue martirizado. Fue mandada construir en el siglo IV por Constantino y es considerada una de las cinco iglesias más antiguas de Roma.
En su patio exterior, en el claustro del monasterio formado por 150 columnas y, sus verdes jardines con palmeras conducen al viajero hacia una estatua de San Pablo -obra de José Obici- del que se dice se encuentran sus cenizas dentro de la Basílica.
En el interior de la misma se disponen cinco naves y un Arco Triunfal bajo el que se sitúa Cristo en el centro y a ambos lados las esculturas de San Pedro y San Pablo. En los laterales, entre las ventanas y las 80 columnas de mármol, se encuentran representadas en escudos las caras de todos los Papas muertos.
Cuenta la leyenda que solo quedan un par de huecos más para situar a los próximos Pontífices y el último podría ser el Papa negro, con el que terminará la vida en la Tierra, tal y como auguró Nostradamus....
2-Nieve en Santa María La Mayor

Santa María La Mayor es el orden entre el caos del tráfico y el ruido en las callejuelas dispuestas en torno a la estación central de Termini.Es el punto de partida para el viajero que llega a Roma ávido de Historia, anécdotas, caminos empedrados y cultura a raudales.
Tal y como la conocemos, fue construida en el monte Esquilino en el año 432 con el Papa Sisto III y aún conserva su estructura original paleocristiana. De hecho, lo primero que percibe el peregrino al llegar a la plaza con una fuente frente a la que se erige la basílica es el buen estado en que se encuentra y lo limpia que aún está la piedra.
A la entrada del pórtico, dos fieles se aseguran de que vayas adecuadamente vestido para entrar al templo y de no ser así te ofrecen pañuelos para tapar los hombres y las piernas tanto de ellos como de ellas. Dentro, el mármol refresca hasta a los más calurosos en el verano húmedo de Roma.
En el interior se disponen tres naves separadas por 21 columnas y en el pasillo central, a ambos lados, encontramos un total de 21 ventanas que iluminan en el interior sus importantes mosaicos. Esta decoración sixtina supuso una novedad en la época y no hacía más que reafirmar la divinidad de Cristo encarnado en la Virgen.
Santa María La Mayor presenta además su propia Capilla Sixtina del 1585 y en el museo puede visitarse el pesebre más antiguo del mundo elaborado con estatuas. Se trata de una Adoración de los Reyes Mago en piedra, con el buey y el asno.
Cuenta la leyenda que en el año 352 d.c. Giovanni, un patricio local, y su esposa, que no podían tener hijos, levantaron una iglesia a la Virgen María después de que esta se les apareciera en sueños el 4 de agosto. Más tarde, en el año 360 también se le presentó al Papa Liberio mientras dormía y le habría indicado que allí donde nevara, un 4 de agosto, tendría que construir una basílica. Y así fue cómo se obró el milagro...
3-Calaveras la iglesia de los Capuchinos

La iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de los Capuchinos se encuentra en la famosa Via Veneto de Roma. A un lado de la carretera -en una estrecha acera con árboles- se encuentra, sin duda, uno de los templos más sorprendentes y sugestivos por su fúnebre decoración. Fue mandada construir por el Papa Urbano VIII entre 1624 y 1630 en honor a su hermano Antonio Barberini.
A la basílica se accede subiendo unas escaleras laterales de un edificio de ladrillo. En el interior reclaman absoluto silencio -las dimensiones del templo son reducidas- y un precio de entrada que se ajusta a la voluntad del turista.
Dentro, los huesos de 4.000 monjes capuchinos enterrados entre 1528 y 1870 y recuperados del viejo cementerio de la Orden de los Capuchinos forman parte del mobiliario. Fémur, calaveras y mandíbulas hacen las veces de piezas de lámparas, marcos de cuadros e incluso hacen de paredes en las diferentes capillas.
Cada una de ellas recibe el nombre de la parte del esqueleto con la que se han construído -de los cráneos, de las tibias, de las pelvis- y en algunas de las criptas se encuentran enterrados algunos monjes momificados y vestidos con sus atuendos típicos: el sayo marrón con capucha y un cinturón de cuerda.
Cuenta la leyenda que hasta al propio marqués De Sade la escena rococó le produjo una fuerte abrumación. Algunos dicen que se trata de una obra de los capuchinos como una alabanza a la brevedad de la vida y el cuerpo y un himno a la vida ultraterrena, como denota la frase escrita en el pasillo: «Hic jacet pulvis, cinis et nihil» («Aquí yace polvo, cenizas y nada más»)...
4-La falsa Cúpula de San Ignacio de Loyola

San Ignacio de Loyola es una de las más gratas sorpresas en el viaje por el centro de Roma, en concreto por el Campo de Marte. Se trata de un edificio barroco de 1626 cuya fachada da a la pequeña y estrecha Plaza de San Ignacio, desde donde es difícil tomar una foto de todo el templo. Pero lo mejor espera en el interior.
En el ábside se representan varias escenas de la vida de San Ignacio, como la defensa de Pamplona en la que Ignacio de Loyola fue herido. En la misma el artista jesuíta Andrea Pozzo hizo realidad el sueño de representar una arquitectura de cuatro columnas ficticias.
En el suelo del pasillo central se encuentra un disco dorado sobre el que el turista tiene que situarse y mirar hacia arriba. Allí contemplará una de las cuadraturas del artista Andrea Pozzo, la simulación de un segundo templo, sobrepuesto sobre el primero, el real.
Un poco más adelante, cerca del altar, sobre otro punto en el suelo y mirando hacia el techo, el visitante puede admirar una de las maravillas de la perspectiva. Lo que parece una cúpula que levanta la iglesia hacia arriba en realidad no lo es. Se trata de un fresco, también obra de Pozzo, que simula una oquedad que no existe.
Dice la leyenda que los habitantes del barrio se negaron a que la cúpula se construyera porque «les quitaba el sol» aunque pudo ser, y esta versión tiene más fuerza, que por motivos económicos no pudieran costearla.

5-Caravaggio en Santa María del Popolo

En la Plaza del Popolo (del latín populus -chopos- por la abundancia de estos árboles) se hallan las dos iglesias gemelas, Santa María de los Milagros y Santa María de Montesanto y el obelisco Flaminio.
En el mismo espacio se encuentra el convento de Santa María del Popolo en el que, fascinantemente, puede contemplarse el arte del pintor italiano Caravaggio sin cortapisas, casi sin colas y de manera gratuita.
La «Crucifixión de San Pedro» y la «Conversión de San Pablo en el camino de Damasco»de Caravaggio, son dos óleos sobre lienzos encargados por monseñor Tiberio Cerasi en 1600. Ambos santos representan los cimientos de la iglesia, el primero, pondría «la roca sobre la que se erigirá la iglesia» y el segundo quien fundara la sede de la iglesia en Roma.
A ambos hay dedicada una iglesia a las afueras de Roma, San Pedro Pablo, con unas escaleras centrales blancas y verdes jardines a cada lado que recuerdan ligeramente al Montmartre de París...

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